Prologo

Suena el repique de la corneta, la primer llamada para acudir a la cita,
el público clama sangre, pide el final después de una faena estoica,
se siente el bramar de la bestia frente al torero, se puede saborear la arena del ruedo,
por aquí y por allá quedan rasgos de cada capotazo, y las pisadas del matador junto a las del toro.

Un baile tan natural que podríamos hablar de un tango, la coordinada melodía de una justa a muerte
del honor, la gloria y el coraje, de la supervivencia, de la llamada final a encontrarse con el destino,
y es así como el toro contesta , bajando la cabeza, enfilando las puyas hacia el cuerpo, al pecho, a las piernas, a cualquier parte que le permita seguir con vida para volver a pastar,
y el matador le hace frente, mostrando el metal que refleja las luces de la plaza, mientras cae la noche,

Marca una cruz en el aire, busca en el lomo el Angulo exacto y espera a la embestida.

El Toro brama, y presenta el coraje, pisando la arena, una, otra, y otra vez, retrocede un paso, otro más, todo preparándose para el impulso final, se decide a avanzar, mientras juan levanta la bandera, Irene se tapa la boca ahogando un pequeño grito para aplacar sus miedos que cada día ve acrecentar al saber que esto será su vida, lo que vera y vivirá siempre por que se desposara con juan, y él nunca dejara su amor por la fiesta.

El toro embiste, juan espera estoico con la espada en alto, espera mientras observa la bestia ser más grande y más rápida, esperando el segundo exacto para hundir su espada, espera, y un segundo después todo termina, un reflejo de espada , un chorro de sangre, un grito en la multitud y después nada....